“Me imagino el día en que al fin nos desnudemos de esta ausencia, el día
en que no tengamos las horas contadas; que al despertar lo primero que
haga sea besarte y decirte «buenos días, mi amor». Me imagino el día en
que la única distancia entre nosotros sea el grosor de la pijama, y
poder besarte a todas horas mientras vamos conociendo cada manía y cada
gesto del otro.
Me imagino el día en que nuestros cuerpos estén tan unidos como nuestras
almas lo están, que la única despedida que nos espere sea esa de
decirte «hasta mañana, mi vida».”
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