"Lo que me atraía no era la belleza externa cuantificable e impersonal,
sino algo más absoluto que se hallaba en el interior. De la misma manera
que hay quien ama secretamente los diluvios, los terremotos y los
apagones, yo prefería ese algo recóndito que alguien del sexo opuesto
emitía hacia mí. A ese algo voy a llamarlo aquí «magnetismo». Una fuerza
que te atrae y te absorbe, te guste o no te guste, quieras o no."
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