- "¿Quién puede decir cuánto tiempo es el que se requiere para enamorarse?"
- Nadie, pensaba ella para sus adentros. Él tenía razón. Nadie puede establecer un cronograma de cómo enamorarse, cuánto tiempo conlleva y qué cosas requiere. El amor es algo tan enigmático y desconcertante. Es impredecible e implacable. Una vez que surge, una vez que dos pares de manos se toman, entrelazan y prometen no soltarse no queda mucho mas por cumplir. No puede haber mas pasos a seguir en un cronograma inexistente pensado para pautar, o asegurar, algo que se escurre entre los dedos cuando menos lo imaginas. Asíque no les tomo mucho tiempo verse aplastados por esa fuerza que parece no entender limites, tiempos, espacio, o miedos. Pero por la misma rajadura que se cuela el amor entra el miedo, dispuesto a marchitarlo todo. Las promesas, las caricias, y el latido del corazón del otro parecen no ser suficiente para hacerle frente. La distancia comienza siendo prudencial para acabar en un abismo. La noche los encuentra solos, durmiendo en camas separadas, arroyados, con frío. Lejanos. Cada vez mas. Distancias que se rompen con un te quiero pero que asustan mas que el miedo mismo. Da miedo pensarlas, sentirlas. Verlas crecer paraliza, anula. Parece que no hubiera mas remedio que dejarla ser, resignados a contemplarse cada vez mas solos, y aun así sintiendo que si uno esta en cada extremo de la misma algo tiene que estar mal.
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